
El 10 de agosto de 1809, es una fecha memorable para los ecuatorianos al recordar el Primer Grito de la Independencia. Esta Declaración, marcó un hito en la historia de la libertad de América. Hoy, rendimos homenaje a la valentía y dedicación de aquellos que fundaron esa nación y celebramos los valores de la libertad e igualdad que fortalecen a ese país.
Equivocadamente, el 10 de agosto es considerado como el Día de la Independencia del Ecuador por algunos compatriotas en el exterior. Este error histórico ha paseado los calendarios durante varios años sin que las autoridades de Gobierno de turno, educadores, periodistas y todos los compatriotas en los Estados Unidos que tiene el deber cívico de hacerlo, lo hayan querido reparar y más bien lo difunden con celebraciones de gran algarabía.
Día de la Independencia – 24 de mayo de 1822 - o Primer Grito de la Independencia – 10 de agosto de 1809 - son gestas homéricas para dar un agradecimiento a todos los patriotas del Ecuador del pasado y del presente, que han intentado avanzar hacia la libertad y sentar las bases de la paz. Gracias a sus sacrificios, el Ecuador sigue siendo un rayo de esperanza para todos aquellos que sueñan con la independencia y un ejemplo al mundo de lo que puede lograr un pueblo libre.
Los ecuatorianos en el estado de Connecticut, han abierto los brazos a la nuevas culturas, han compartido su misma fe y un idioma común, con su cultura enraizada en su mayoría en la fe católica, les ha permitido mezclarse con facilidad y transformarse sin perder su personalidad propia y con denotado sacrifico han escrito su propia historia con la tinta del trabajo mancomunado con tangibles resultados.
La apertura del Primer Consulado General del Ecuador en la ciudad de New Haven, es un ejemplo inamovible y eterno del trabajo colosal de la comunidad. Un Consulado que a nuestros días es la representación de la administración pública de Ecuador en esta ciudad y estado. Considerando que siempre deben seguir existiendo relaciones consulares entre los pueblos, con la impostergable tarea de fomentar el desarrollo de las relaciones comerciales, económicas, culturales y científicas entre el Ecuador y este país. Sin descuidar que esta Oficina Consular también esta llamada a informarse de las condiciones y de la evolución de la vida comercial, económica, cultural y científica de su jurisdicción e informar al gobierno del Ecuador para su promoción.
En así, que en este caminar de bienestar colectivo, comparto con ustedes los sentimientos de una mujer excelsa, cuyo nombre permanecerá eterno en el tiempo y sus epopeyas florecen como la primavera, cuando emocionada de alegría después de haber inaugurado el Consulado ecuatoriano, en una comunicación dirigida a quien suscribe, que en su parte pertinente decía lo siguiente:
“Septiembre, 23 de 2008. Querido Dixon; Ayer en la mañana cuando entraba a New Haven a nuestro Consulado del Ecuador y vi la bandera de nuestra patria flamear sobre el firmamento, mi respiración se cortó y por primera vez en mi carrera perdí el sentido de ser Comunicadora Social y me sentí tan orgullosa de ser ecuatoriana, tan orgullosa de haber visto de cerca la lucha que ustedes lideraron por un sueño que ahora es realidad. Y luego escuchar en tu discurso tus “rebuscadas palabras” llenas de la memoria colectiva que nos dejó nuestra historia y nuestra herencia, me felicité a mi misma de haber decidido estar en lo que hoy es nuestro casa madre.
Sabes, canté el Himno Nacional hasta quedar ronca, aplaudí mientras leías tu “rebuscado discurso”, me emocioné mientras la Canciller (María Isabel Salvador) te regalaba un pedacito de la bandera y me emocionó escuchar el acento tan marcado de la Canciller. Ella, se notaba tan quiteña, tan riobambeña como yo y tan puerto quiteña como tú.
Por eso Dixon, quiero aprovechar para felicitarte porque con tu liderazgo, con tu pasión, con tus miles de horas de desvelo, con tus miles y miles de llamadas telefónicas y tus cadenas en Internet has logrado, junto con la Comunidad Virgen del Cisne, traer un pedazo de nuestro suelo a nuestro segundo hogar que es Connnecticut.
Gracias por habernos involucrado a todos nosotros en este proyecto, gracias por habernos permitido compartir ese lindo día con ustedes y sobre todo, felicitaciones porque no solamente lograste movernos a los ecuatorianos de Norwalk, de Stamford, de Bridgeport, del Valle de Ansonia y sus alrededores, de Hartford, de New Haven; sino a los peruanos, a los mexicanos, a los colombianos, a las autoridades en su más alto nivel y hasta al párroco de tu iglesia, a la Virgen y a la constelación de ángeles del cielo. Con la admiración de siempre, (…)”
Esta es una razón más que suficiente para celebrar con orgullo, alzar la bandera tricolor e instar al pueblo ecuatoriano a observar este día con la debida ceremonia y a rendir homenaje a los padres fundadores de esa nación y a su legado de libertad, y a recordar con agradecimiento el sacrificio de aquellos hombres y mujeres que vistieron sin miedo el uniforme inmortal de la libertad.
Que Dios continúe bendiciendo a la República del Ecuador.
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