jueves, 15 de julio de 2010

Danbury, prohibido olvidar.

“Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible”. Mahatma Gandhi

Si bien es cierto, las organizaciones comunitarias son evaluadas y observadas  como el elemento de participación más auténtico y respetado en la humanidad presente, convirtiéndose en la residencia más representativa e interlocutora legítima de todo un colectivo.

Es sabido también que, para que las organizaciones sociales puedan construir un proyecto social alternativo, a partir de sus identidades,  uno de los requisitos es el respeto a sus decisiones internas y la completa autonomía del Estado, de los gobiernos locales y de los partidos políticos.

El Centro Cívico Ecuatoriano de la ciudad de Danbury, histórico por sus luchas comunitarias desde su conformación el 10 de junio de 1994. Ha sido un referente regional de cómo se debe defender los derechos en contra de los atropellos en tierra ajena, tanto así que sus dirigentes han estado a la vanguardia de las aspiraciones y los objetivos que los tiempos nacientes y las nuevas acontecimientos demandan  de una comunidad orgullosa, trabajadora, disciplinada y progresista como la ecuatoriana. Independientemente de que sin son eficaces a la hora de hacer las transformaciones que propugnan  sin perder su autonomía y capacidad de decisión.

Es de dominio público que el Alcalde de la ciudad de Danbury será el Padrino de las Festividades ecuatorianas a celebrarse en un pomposo evento en agosto, «en reconocimiento al apoyo que ha entregado desde la alcaldía, la Junta Directiva del Ecuatorian Civic Center of Greater Danbury, resolvió declarar  Padrino del Festival Ecuatoriano, al actual alcalde de la ciudad, Mark Boughton». Dice la nota periodística.

Aunque diplomáticamente algunos dirigentes se refieran al acto como, un tema de inclusión apolítica  y si la comunidad hispana reclama ser incluida en la sociedad estadounidense, tenemos que empezar dando el ejemplo. No se descarta que sea algo para pensar.

Sin embargo muchos deberán recordar las protestas en contra de la ley anti-inmigrante 287G, que convierte a los policías locales en agente de inmigración, promovida por el premiado Alacalde Boughton. Es que, es difícil escaparse de los recuerdos del pasado, por mucho cuidado que se ponga, aún se ve los pedazos de pancartas  flameando sobre las calles, trapos y pedazos de la vida misma de los miles de latinos cuando protestaron ruidosamente al frente del palacio municipal.

Danbury, es una pequeña ciudad  al sur-oeste del Estado, con una población, según la municipalidad de decenas de miles de ecuatorianos, desde el 2005 se presenta como el blanco de la discriminación racial de las autoridades municipales y todo empezó cuando en el verano del 2005, Mark Boughton, alcalde de la urbe, de manera franca, sin miramientos,  acusó a los ecuatorianos de estropear el orden y el ornato, al jugar vóley en lugares no autorizados, según él. Aunque todos sabemos que los juegos de pelota se hacían con aprobación de los dueños de las viviendas y que sencillamente se entretenían de manera saludable.

De nada sirvió que en el templete municipal protestaran cerca de 3.500 residentes, según el reporte policial asentado para ese día, el alcalde Mark Boughton y los miembros del Concejo aprobaron por 19 votos en contra de dos, la ley anti-inmigrante 287G, que convierte a los policías locales en agente de inmigración. Es que para entender un poco; esta Ley le otorga a la Policía el acceso a información confidencial y archivos del ICE (Agencia Federal de Inmigración) y a realizar ciertos tipos de arrestos que antes únicamente podían hacerlo los funcionarios de inmigración.

Prohibido olvidar que el 9 septiembre del 2006, en Kennedy Park, un parque público ubicado en el centro de la ciudad, una camioneta se acercó al parque y subió a once trabajadores. Nada insólito y más bien habitual en este lugar. Pero lo que jamás sospecharon las víctimas, es que se trataba de agentes secretos de Inmigración, por pedido expreso del Alcalde y con el consentimiento y refuerzo de Allan Baker, jefe del Departamento de Policía de Danbury.

 El asunto famoso a nivel internacional conocido como el de “Los Once de Danbury”, volvió a sacudir la conciencia ciudadana y los grupos pro-defensa iniciaron una batalla legal en la Corte Estatal con sede en Hartford, capital del Estado, en defensa de los once inmigrantes ecuatorianos; más un juicio paralelo al Jefe de la Policía,  al Alcalde y a dos agentes policiales; acusados de incumplir los derechos civiles de sus residentes. Este hecho premeditado o no, se basó en el atropello de sus derechos como ciudadanos porque se los arrestó simplemente por su perfil racial y fue un claro mensaje de que no los quieren en Danbury.

Sin interés de exacerbar los ánimos y defendiendo y respetando la autonomía interna de quienes fungen de dirigentes locales,  la decisión de ahora es “desconocer la lucha de varias directivas de este Centro y de los inmigrantes de esta zona” según un ex presidente del Centro Cívico Ecuatoriano.

Parafraseando un poco concluyo que si alguien adverso a las leyes pro-inmigrantes, es más fuerte que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente.


No hay comentarios: