“la igualdad de las mujeres debe ser un componente central en cualquier intento para resolver los problemas sociales, económicos y políticos”. Kofi Annan.
Sudáfrica es famoso por su diversidad de culturas, idiomas y creencias religiosas. Once idiomas son reconocidos como oficiales por la Constitución de ese país, ahora honrados con el Mundial. Es el gran país donde el pasto y los espinos de la sabana dan paso progresivamente a los arbustos de la sabana hacia el noreste. Aún resuena en el altar patrio de los sudafricanos, las grandes proezas del otrora Premio Nobel de la Paz, Nelson Rolihlahla Mandela convertido en un símbolo de la lucha contra el apartheid (separación) y una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los hombres negros sudafricanos, con su declaración memorable: “toy dispuesto a morir".
Pero si ser huésped del Mundial es un privilegio, cabe preguntarse ¿privilegio para quién o para quienes?. Poco parece interesar que Sudáfrica esté afectada seriamente por la recesión, o que el mundo se esté fajando con este tsunami económico histórico, las autoridades sudafricanos son censurados por expulsar a los miles “sin techo” hacia zonas periféricas retiradas de la vista de los visitantes. No obstante, el show tiene que continuar porque el mundo no puede vivir sin circo. Como se lo discute poco, es poco entendido y menos cuestionado, a la ignorancia contribuye mucho que vivamos en un mundo donde no por casualidad los dueños del discurso y la prensa son también los dueños del dinero. Y seguramente nos llegarán testimonios innumerables de amigos, familiares, gentes que haciendo esfuerzos extravagantes y aceptando deudas de proporción, compran su billete de avión para el Mundial 2010. Gran negocio!, ya lo dijo el inmortal José Saramago, “esta es una sociedad que (…) en el fondo los convierte en instrumentos del consumismo”.
Este imberbe galopante – consumismo - cabalga sobre un capitalismo que nos ha convencido de que no podemos, ni debemos cerrarnos a la banda, ni negarnos nada, que "nos merecemos todo lo mejor." Sufrimos un hedonismo y una egolatría pavorosos que afectan nuestro sentido común y todo tonelaje crítico. Hemos aceptado incondicionalmente la tendencia del consumo sin fin y cueste lo que cueste no podemos decir no.
Ahora bien, ofrendaré este capítulo al género maravilloso de este firmamento que en esta lid ha sido masculinamente rezagada y empezaré con, “la igualdad de las mujeres debe ser un componente central en cualquier intento para resolver los problemas sociales, económicos y políticos”. Kofi Annan. La mujer logró, igual como el hombre, conquistar el universo pero jamás pudo convencer a la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA) que tiene las habilidades físicas y psíquicas suficientes para “soplar el pito” en los campeonatos internacionales masculinos. Las varoniles reglas de la FIFA establecen que en los campeonatos de balompié, las mujeres arbitren a mujeres y hombres piten a hombres. El argumento principal de la FIFA para que “las árbitros” estén en las tribunas de los campeonatos mundiales masculinos es la capacidad física ya que imaginan que es inferior a la de los hombres. Obviamente, que en el siglo que vivimos esta tesis es retrógrada. Parece que sus dirigentes en pleno Siglo XXI continúan con la deducción de Aristóteles recetada alrededor del año 340 Antes de Cristo: “la naturaleza sólo hace mujeres cuando no puede hacer hombres. La mujer es por tanto un hombre inferior.” Sin embargo, estas bellas genios ya deben salir de sus botellas. Alguna vez Fidel Castro dijo que “cuando en un pueblo pelean los hombres y pelean las mujeres, estos pueblos se hacen invencibles”. Ningún ejército y ningún movimiento social son efectivos sin la diáfana presencia de la mujer combatiente. En la vida real: gobiernan naciones, dirigen empresas multinacionales, apagan incendios o salvan vidas como miembros de equipos de emergencia o resguardan nuestra seguridad como policías, etc. ¿Entonces por qué cerrar la puerta a la posibilidad de arbitrar los campeonatos mundiales de fútbol?.
De todos modos, con mujeres o sin mujeres el Mundial continua, como en el tiempo de los emperadores romanos, si no hay mucho pan, se da circo para que la gente no piense o, mejor dicho, que piense en cosas sin importancia, creyendo participar y ser actores en un espectáculo orquestado por los amos del poder, desviando su atención de las crisis, como las dictaduras con ropajes democráticos, deportaciones, derrames de petróleo, desempleo, leyes anti-inmigrantes, explotación, opresión, etc. etc. Los gobernantes mal llamados populistas en particular, ambicionan hacer del deporte un pan ideológico de pueblo para alimentar y construir una fugaz unificación nacional y edificar un palacio de gloria reciente y barato, de cartulina pintada.
Pienso que no darse cuenta del manejo ideológico y político del Campeonato Mundial de futbol, es dar muestra de colosal superficialidad y gran ingenuidad. Porque el futbol hace décadas que dejó de ser un juego para desencajarse en un negocio que agita centenas de miles de millones de dólares. Ese futbol donde unos cuantos muy bien remunerados juegan ante millones de personas que remotamente podrán practicar un deporte porque no tienen campos, sueldos ni comida suficientes, ni tiempo desocupado al terminar sus trabajos extenuantes y mal pagados, y por eso sencillamente miran la caja ruidosa, con alta definición.
La excitación planetaria seguirá creciendo por el Campeonato Mundial de futbol, mientras tanto, “215 millones de niños en todo el mundo deben trabajar para sobrevivir. Para ellos la educación y el juego son un lujo”. Según la OIT.
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