viernes, 16 de julio de 2010

¿TIEMPO DE REGRESAR?, LA GRAN INTERROGANTE

"La patria no es la tierra. Sin embargo los hombres que la tierra nutre son la patria." Rabindranath Tagore. 

He seguido con escepticismo y un poco de agrado y esperanza las risueñas noticias sobre las facilidades y ayudas que ofrece el Gobierno del Ecuador a través de la Secretaria Nacional del Migrante Ecuatoriano. Esta es la primera vez que me motiva a escribir sobre este tema, porque así como los más de 3 millones de ecuatorianos radicados en mas de 63 países en el mundo, siento esa esperanza de volver, ilusión que para muchos constituye un alimento en su alma, al enterarme de los múltiples beneficios a los que puede acogerse un emigrante ecuatoriano que decide regresar al Ecuador, se me ocurre aleccionar la trillada frase "la casa se alista, el retorno se acerca". No obstante, a manera de comentario y sin el ánimo de ser pesimista les digo mis queridos compatriotas que si las condiciones hubieran sido aceptables para los que salimos, usted y yo sabemos que nunca lo hubiéramos hecho. Que muchos arriesgaron sus propias vidas y incluso algunos la perdieron intentando salir, confirma la desesperación creada en más de 3 millones de ecuatorianos que ahora residimos en países extranjeros. Ahora bien, el "Plan Retorno: Bienvenidos a Casa" está lleno de buenas intenciones que abrigan de esperanza sobre las cuales se podría caminar y que nos enamora a volver la mirada a nuestro País. No debemos perder de vista que el mundo está enfrentando actualmente un entorno económico difícil e incierto que afecta al desarrollo global.

Tenemos entonces para escoger entre el panorama optimista que nos ofrecen en Ecuador y el espectro de una depresión global que se predice para la economía global. Si elegimos regresar, debemos optar entre el bienestar inmediato que nos podría ofrecer la patria y lo que podemos aportar nosotros para mejorarla. Para padres de familia cuyo futuro está depositado en sus hijos, la decisión no es obvia. Sabían ustedes que, cuando la crisis aun no se profundizaba,  según el Observatorio Permanente de la Inmigración en España se estimaba que en Madrid 37,40% de los ecuatorianos no piensan regresar al Ecuador. En Murcia, esta cifra llegaba a 19,10% y en Valencia al 12,80%. En Estados Unidos se cree que el 80% de los Ecuayorkers carece del menor interés.

En virtud de estos antecedentes, los emigrantes quieren ver un Ecuador donde exista una educación sostenida de calidad apolítica, que proponga la formación de futuros líderes, que  exista seguridad jurídica para atraer inversiones extranjeras estables y a largo plazo, que se elimine la inestabilidad política y se procure la estabilidad económica, que se prescinda de subsidios paternalistas por inversión y acción social real focalizada en incentivos empresariales, que haya  más inversión en la salud de nuestros pueblos,  con más infraestructura necesaria; dedicar más  recursos para detener la degradación del medio ambiente, en resumen, un País más seguro y próspero, donde todos pensemos en la patria y en su desarrollo sostenido.

Tal vez el plan de regreso debería ser algo no drástico sino paulatino o condicional. Si tuviéramos la oportunidad de experimentar por un periodo de tiempo que nos permita evaluar las condiciones del retorno por nosotros mismo, digamos por unos seis meses, es posible que, al cabo de ellos, concluyamos que vale la pena y decidamos quedarnos. Digo esto porque como ustedes saben muchos de nosotros al estar tanto tiempo en los países que nos han acogido y sin la posibilidad de visitar el Ecuador y regresar, han perdido total o parcialmente la realidad del mismo. Pero ahora, parece inadecuado esperar que los emigrantes abandonen súbitamente todo lo que han adquirido durante su ausencia del país y regresen a empezar de nuevo. Sin embargo, creo que el amor por todo lo que dejamos allá, nos persigue y nos mantiene infinitamente unidos como un cordón umbilical que alimenta la ilusión y el anhelo de volver, este es un desafío estimulante, pero también definitivo.

Cuando hablamos de volver mis queridos amigos, es conveniente hacerlo en un tiempo que sea el adecuado, es decir, hay que hacerlo cuando nosotros percibamos que todavía pertenecemos a esa sociedad y todo lo que su entorno representa. Porqué digo esto?, porque si queremos insertarnos en una sociedad que ya se olvidó que existimos, que se acostumbró a vivir sin nosotros, que no nos necesita y nos murmura que ya no pertenecemos, las condiciones de supervivencia serán muy difíciles, entonces entraremos en un dilema; por un lado queremos regresar, pero nos damos cuenta que la realidad de nuestra sociedad local en nuestros ciudades de origen no ofrecen lo que soñamos, entonces el resultado sería el engrosamiento de ese nuevo fenómeno, los "sin patria," es decir; como diría Facundo Cabral, "No soy de aquí ni soy de allá.”


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