
Al parecer, los “genios” se están saliendo de la botella, y éste es el caso del conocido periodista Carlos Vera, quien ha decidido recomenzar en política. Supongo que éste experimentado periodista oriundo de la provincia de Manabí, quien tuvo una importante exclusiva cuando entrevistó al ex presidente José María Velasco Ibarra, en el avión que lo trasladaba a Quito con los restos de su esposa fallecida en Buenos Aires, estará al tanto que la mochila de viaje de un líder es que tenga seguidores, pero prosélitos de confianza, los resentidos no trabajan bajo el sol, solo los creyentes. Verificar que su equipo este compuesto de tres elementos; fe, esperanza y amor. Ésta es la ocasión perfecta de demostrar que no solo es un hombre de imagen, sino de acción y gestión, que no solo es un crítico, sino un corista afinado en la “pantomima política ecuatoriana”.
Es cierto que hay que hacer grandes cambios para mejorar el país, primero; dejar el auditorio de primera fila y empezar la caminata con alforja y con sandalias de los actores sociales activos, no podemos seguir viviendo y presenciando el hundimiento de su sociedad, sin opinar, sin alzar la voz, agachando la cabeza y sin conmovernos, no debemos aceptar las promesas de cambios sin base, ofrecimientos de tribuna, revoluciones “encantadas” aún sabiendo que un país no progresa con quimeras, si no con trabajo respaldado en la libre empresa y educación de calidad, en base al respeto a los derechos más elementales.
El ciudadano espectador admite las mordazas sin opinar, vende a su país por promesas, acepta la delincuencia y el asesinato como simples acontecimientos sin remedio, es aquel que dejó de importarle el futuro de sus hijos, es aquel que dejó a otros la carga de formar un país mejor.
Carlos Vera ha manifestado que pretende “un movimiento cívico democrático que presentará una plataforma de soluciones a los problemas del país y no un plan de gobierno, que de esos ha habido muchos y no han servido para nada”.
Aclaró que la Presidencia de la República no lo obsesiona, pero no la descarta. También dijo que el actual mandatario “tendrá, ahora sí, un contendor; no cualquiera, sino alguien que sabe y está convencido de que lo puede derrotar”. Obviamente que las ideas nuevas obligan espacio. Para tener fe en tu propio camino, no es necesario demostrar que el camino del otro no es el correcto.
Ahora bien, el Presidente Rafael Correa ha ganado tres elecciones y seguirá ganando mientras en Ecuador existan más de 50 movimientos y partidos políticos.
“Correa resume en su persona todos los calificativos del hombre eminentemente triunfador en lo electoral y dotado casi por la naturaleza de "aquello mágico" que poseen los auténticos conductores de hombres.” Lo dijo Héctor Ygonet Céspedes
Vencerlo a boca de urna, según éste preclaro Consultor Político & Investigador de Mercados y Estadísticas, “será sin duda la más titánica de las empresas jamás emprendida por la oposición ecuatoriana. Ahora bien, ¿tiene alguno de los actuales actores políticos el temple, la audacia, la oferta moral, el discurso y la estructura humana suficientes para lograr esta empresa? Lo dudo mucho.”
O tendrá razón esta acólita ciudadana cuando dice; “El Presidente (Rafael Correa) debe concluir el período para el que el pueblo lo eligió. Es cierto que debe aplacar su temperamento fogoso, que algunos políticos corruptos se han reciclado en su gobierno y lo están haciendo quedar mal, que debe haber mutación en algunas instancias de su gobierno, ¡de acuerdo en ello!. Pero está cumpliendo con el pueblo que es mayoría. Dígame si gobiernos anteriores se preocuparon tanto por la salud, vialidad, educación, etc. Entonces, si es así, recuérdemelo, por favor!”
Esperemos que toda la rabia y el coraje de estos “nuevos pájaros” no sean inútiles delante del gato y que éste iniciado combate de “cambios” no se prolongue más allá de lo necesario, agotando sus fuerzas y debilitando el entusiasmo de los alentados en ocupar la sede de Gobierno, el cual el libertador Simón Bolívar, llamó Palacio de Carondelet asombrado por el buen gusto que tuvo Francisco Luis Héctor, Barón de Carondeleth.
“El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el Gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos.” Epicteto
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