viernes, 16 de julio de 2010

Tiempos de regresar, ¿sueño americano, desencanto y sortilegio?

No cesaremos de explorar, y el final de toda nuestra exploración será llegar a donde empezamos y conocer ese sitio por primera vez. T. S. Elliot. 



Emigrar: la causa primordial es tan sencilla como exterminadora; un mejor futuro. A veces nos aislamos en nuestras burbujas, en este país de gloriosas oportunidades y formidables premios al esfuerzo y al talento. Escucho a algunos jovencitos de 15 años acosando a sus padres para que les compren un carro al cumplir los 16 y me acuerdo de los que no tiene ni mula para ir a la escuela en los campos de nuestra América Latina. Veo el desperdicio de enorme porciones de comida y pienso en tanta gente que se va a la cama sin comer para que sus hijos puedan llevar algo a la boca.

Un lugar con menos corrupción, con la seguridad  que no devaluarán la moneda, de que no le prohibirán retirar el dinero del banco, de criticar sin temor a que lo encarcelen, de protección a la libertad de expresión como uno de sus valores principales, permitirle hacerse ciudadano a quien por voluntad se lo propone (Algo imposible en Alemania o Japón),  la autodeterminación­ - ese derecho de cada individuo de escoger el destino - Hacer lo que se nos pegue en gana. La misma mujer es absolutamente libre de escoger su pareja, algo improbable en sociedades tradicionales como Asia o África.

Un lugar donde se pueda pensar en el futuro y conjugar el verbo poco practicado en América Latina: AHORRAR. Un país donde los derechos del sufragio y elecciones no son simples lemas, si no conceptos muy reales, como dice en la Declaración de la Independencia “Gobernando por el permiso del gobernado”. La esencia de la sociedad norteamericana, blancos casi el 80% de la población, es su tolerancia a la diversidad y su aceptación de los inmigrantes, casi 46 millones que hablan castellano y que coloca a EE UU como el segundo país con más hispanohablantes del mundo, por detrás de México. Donde dispongan de una línea telefónica como el 98% de los estadounidenses, aire acondicionado (85%), lavadora (82%), alcantarillado (80%) y dueños de casa (68%), con ingresos promedio de 56 mil dólares al año en algunos estados de la costa atlántica norte, es decir dos veces más el índice de pobreza nacional, seguro médico (84%). Esta radiografía pretende explicar porque ingresa un inmigrante cada 30 segundos y cada 17 segundos menos, fallece un estadounidense a una edad promedio de 78 años. Para muchos estas bondades hacen de los Estados Unidos de Norteamérica, el “País de los Sueños.”
 
Todo ésto en contraste con los temas como, leyes anti-inmigrantes, deportaciones inhumanas, explotación, pérdidas de empleos, el más alto índice desde hace 5 años, la tasa de ejecución de hipotecas para los latinos desde el 2006 es  de 6.7 por mil viviendas, comparado con el 4.5 por cada mil a nivel nacional. y otros temas como; discriminación, xenofobia y disgregación social, que actualmente son parte de la coexistencia cotidiana, aunque los más desventurados hayan tenido que pagar con su vida esta infamia.

Sin embargo “Todo el mundo cree que nos marchamos para disfrutar de una vida fácil,” decía Milán Kundera cuando se refugió en Francia “No saben lo difícil que es abrirse camino en un mundo ajeno.” Es probable que los que inmigraron a este país tienen más cosas que antes, pero menos tiempo para disfrutarlas. No se equivocó José Saramago cuando dijo “Esta es una sociedad que halaga a los jóvenes y adolescentes, los cautiva, los aprecia pero en el fondo los convierte en instrumentos del consumismo. …..Se descarta todo lo que no cuenten con una utilidad para que el carro triunfal de una economía globalizada siga su camino”.

Ahora, el principal problema, la pertenencia, buscamos desesperadamente la casa, el hogar. Ese lugar donde nos sintamos a gusto, donde lo tengamos todo. Donde no extrañe ni me extrañen, donde no seamos extranjeros ni recién llegados, donde siempre seamos bienvenidos, donde no tengamos que explicar nuestro acento ni disculparnos por nuestra forma de ser; donde pueda ser yo sin máscaras (Jorge Ramos).

Ahorrar se convierte en una obsesión, es tanto la dependencia y el amor al dinero que nos restringimos por miedo a sufrir las carencias que experimentamos en nuestros hogares maternos. Lo peor de todo es que no somos la misma persona que se fue; el viaje nos ha cambiado. Invisiblemente se ha marcado una distancia con los que se quedaron que son difíciles de superar.  Diariamente nos acosa “La nostalgia que empieza por la boca y se extiende luego a los oídos para apoderarse, mas tarde, de la mente.” (Atravesando Fronteras, Jorge Ramos)

Por tal razon es importante intentar desvirtuar en nuestros hermanos, ese falso espejismo que anida en sus aventureras e irresponsables almas,  sobre el “Sueño Americano.” Creo que algún día, la emigración desde nuestros  países se lo hará por libertad, por el simple hecho de emigrar. Que emigre la belleza y el perfume de nuestras flores, el aroma inconfundible del cacao, la música, el arte y  sus talentos... Que se alejen los pensamientos, pero no los cuerpos.

“Los recuerdos se van si se dejan de evocarse” dice Kundera, por eso les digo, hasta pronto. 

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