viernes, 16 de julio de 2010

La casa de todos en peligro

¡La Tierra soporta cada vez menos! 

“Probablemente se ha hecho más daño a la Tierra en el siglo XX que en toda la historia anterior de la humanidad.” Jacques Yves Cousteau

Nuestra lealtad es para las especies y el planeta. Nuestra obligación de sobrevivir no es sólo para nosotros mismos sino también para ese cosmos, antiguo y vasto, del cual derivamos.” Lo dijo Carl Sagan, Astrónomo Estadounidense.

Nada más alejado de la verdad, según varias publicaciones: el planeta necesita 18 meses para regenerar los recursos que usted y yo consumimos en un año. La  humanidad consume recursos y produce dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero, que no es más que el calentamiento de la tierra, a un ritmo de 44 por ciento más elevado de lo que la naturaleza puede producir y absorber.

Los países desarrollados o del primer mundo, que constituyen menos del 20 por ciento de la población total, han emitido casi el 75 por ciento de todos los gases causantes del efecto invernadero que hoy desestabiliza el clima (Estados Unidos, que comprende apenas un 5 por ciento de la población mundial, contribuye por sí solo con el 25 por ciento del total de emisiones de carbono).

Entonces, la gran ecuación; si todos los habitantes de la Tierra vivieran como un estadounidense promedio, se necesitaría el equivalente a cinco planetas para producir los recursos alimenticios y energéticos consumidos y absorber el gas carbónico - CO2 - emitido.

Y, si cada uno consumiera como el europeo promedio, serían necesarias dos Tierras y media, calcularon también los autores del estudio. Lo que viene es hambrunas, sequías y enfermedades son algunas de los efectos que tendrá el cambio climático si la temperatura del planeta sufre fuertes aumentos, que según el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) en 2100 podría oscilar entre 35 y 39 grados Farenheith.

Ahora bien amigos lectores; un 75 a 85 por ciento de los daños causados por el cambio climático "lo sufrirán los países en vías de desarrollo, aunque ellos sólo aportan cerca de un tercio de los gases causantes del efecto invernadero".

En América Latina, los economistas de izquierda vienen argumentando desde hace rato que los poderes de Occidente tienen una "deuda ecológica" -vagamente especificada- con el continente, por los siglos de usurpación colonial y extracción de recursos naturales, y tiene razón en sus argumentos porque el cambio climático potenciará la aparición ciclones y oleadas de calor en América del Norte y Central y provocará hambrunas y desaparición de especies en el Sur.

Por otro lado, los estudios revelan que en América Latina, “la tierra de la esperanza”, los glaciares desaparecerán, en apenas 10 años. Para 2020, entre 7 y 77 millones de latinoamericanos sufrirán insuficiencias de agua. Esos afectados podrían aumentar a entre 60 y 150 millones para 2100. África: será el continente más afectado. Quizás el 90 por ciento de su población sufra carestías de alimentos y agua potable.

El aumento de la temperatura, la elevación del nivel del mar y la frecuencia e intensidad de acontecimientos gigantescos como las inundaciones, las sequías y los huracanes, que ya se han iniciado, tendrán secuelas dramáticas en todo el planeta. Y, como siempre, los países en desarrollo seremos los más afectados.

Ecuador se encuentra entre los países con alta vulnerabilidad al cambio climático. Entre los efectos más severos se prevén la virtual desaparición de los glaciares andinos, la intensificación del fenómeno de El Niño y la sabanización de la Amazonía.

A medida que el mundo se caliente, centenares de millones de personas verán afectados los elementos básicos de la vida: el acceso al agua, la producción de alimentos, la salud y el medio ambiente.

Pero aún estamos a tiempo de tranquilizar el galope del jinete, si es que, desde ya, empezamos colectivamente medidas decididas y contundentes.

Una propuesta desde un pequeño país para salvaguardar el planeta.

“Un nuevo hito se crea en la historia de nuestra nación y sienta un gran precedente para los países del mundo.” Como lo expresara la Ministra de Ambiente del Ecuador. El Ecuador es un país en desarrollo, dotado de una inmensa biodiversidad pero a la vez dependiente de los recursos generados por la explotación petrolera y está haciendo un llamado al resto de naciones, buscando el apoyo de países y ciudadano. El Ecuador propone, a la región y al mundo, un nuevo esquema de conservación basado en la corresponsabilidad.

La Iniciativa Yasuní ITT, que consiste en dejar un porcentaje importante de sus reservas probadas de petróleo bajo tierra para evitar la emisión de 410 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera; el Programa Socio Bosque, que provee incentivos económicos a indígenas y campesinos para proteger los bosques hasta el 2015.

La Iniciativa Yasuní-ITT (por los ríos Ishpingo, Tambococha y Tiputini), por este vasto territorio de espesa selva ecuatoriana  se extiende una reserva de petróleo, cuyos estudios preliminares señalan que contiene casi 846 millones de barriles de petróleo, es decir aproximadamente un 20% de las reservas del Ecuador.

Esta extraordinaria franja de selva amazónica, que es el hogar de varias tribus indígenas y una conjunto innumerable de animales exóticos, contiene en una hectárea casi tantas especies de árboles como existen en toda América del Norte. La trampa es que bajo ese desmadre de vida descansan unos 850 millones de barriles de crudo, con un valor de casi siete mil millones de dólares. El plan se focaliza en emitir bonos (Certificados de Garantìa Yasunì) contra el valor de las emisiones de carbono evitadas al no quemar el petróleo y preservar la selva.

“Si la comunidad internacional coopera con el país aportando al menos la mitad de las utilidades que recibiría el Estado (Ecuador) en el caso de explotar el crudo, el Estado asumiría inicialmente hasta la mitad del costo de oportunidad de la explotación petrolera,” dice la propuesta.

Aunque según Francisco Carrión, ex ministro de relaciones exteriores del Ecuador, reconoce que el obstáculo mayor es la mala reputación de Ecuador. En Diciembre, el gobierno decidió no pagar 3.2 millones de dólares de bonos, la tercera omisión desde hace muchas décadas. Como resultado de la política de expansión fiscal del Presidente Correa,  Ecuador se arriesga a enfrentar una grave iliquidez que aumentaría la tentación de explotar el petróleo. Por lo tanto, la iniciativa Yasuni ITT, merece ser analizada con interés.

Ahora bien, la humanidad en general ha puesto sus ojos en lo que está pasando en la cumbre sobre cambio climático de Copenhague, en Dinamarca, donde los negociadores de 192 países están intentando fijar objetivos para controlar las emisiones de dióxido de carbono y otros gases contaminantes.
"Es una cita bastante única para la historia de la humanidad", opina el ministro francés del Medio Ambiente, Jean-Louis Borloo. "Será difícil, pero creo que es posible: tenemos las condiciones para que el mundo se pueda poner en movimiento".


Osvaldo Canziani, co-ganador del Premio Nobel de la Paz 2007 Sobre la Cumbre Mundial de Copenhague dijo que ésta se hace en un momento malo. Hay una crisis económica en la que los países creen que deben producir más (…) Esto genera más contaminación.  Hay que proteger a los países en desarrollo, hay que apoyarles cuidando
su biodiversidad”, puntualizó el experto.

Podrá tener razón el Premio Nobel, pero si no se toman acciones inmediatas el precio a pagar sería un derrumbe de las producciones de cereales, masivas extinciones de especies, elevación de los océanos, y la migración forzada de centenares de millones de personas, expulsadas de sus hogares por las inundaciones, las sequías o la escasez.

Para evitarlo, el acuerdo de Copenhague debe optar por una reducción drástica de los gases contaminantes provocados por la combustión de energías fósiles (petróleo, gas, carbón).

Eso, en resumen, es el argumento a favor de la deuda climática. El mundo subdesarrollado siempre tuvo muchas razones para estar enojado con sus vecinos del Norte, dada sus tendencias a derrocar sus gobiernos, invadir sus países y saquear sus recursos naturales.

Es tiempo de caminar juntos, sin obligación de aceptarlo todo; sin bajar la cabeza a la historia.

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