“Muestra de respeto a Ecuador”
Como “…un gesto simbólico importante”, calificó el embajador del Ecuador en Washington, Luis Gallegos, a la visita de la Secretaria de los Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton al país de la mitad del mundo, el pasado martes 8 de junio. Para muchos es un soplo importante en la enraizada amistad entre los dos países. Una buena época para calibrar el nuevo espíritu con que, desde la gran fortaleza mundial, se concibe las relaciones Norte-Sur en el continente.
Lo interesante es que todo esto se da, cuando en los primeros chispazos, los jefes diplomáticos de ambos países sostenían que no había nada que ganar, sino mucho que perder, debido a los supuestos ataques verbales permanentes de Ecuador a EE.UU. Al parecer los de Washington se convencieron que, pese a las duras críticas que a veces vienen de Quito, la situación es superable y que la relación es rescatable. Muestra de todo esto, el huésped Rafael Correa ha salido al encuentro argumentado que “esto tapa la boca (calla) a todos los que creen que ser amigo de Estados Unidos es ponerse como alfombra", agregando además que éstas visitas de alto nivel demuestran “de que somos antinorteamericanos, de que las relaciones están rotas”, ya que se trata de la visita de “más alto nivel” que ha realizado alguna autoridad de Estados Unidos a Ecuador en una década, y que decisiones soberanas, como la terminación del convenio para el uso de la base militar de Manta por parte de estadounidenses, no afectaron las relaciones bilaterales. Hasta reiteró su personal aprecio por Clinton y dijo sentir "una gran alegría" al poder recibirla en Ecuador.
Mas al norte; es obvio que con este gesto, el lentamente desgastado (57 % de aceptación hispana) Presidente estadounidense Barack Obama ha dado muestras de su intención de presentar un rumbo distinto a aquel de la administración de George Walker Bush con los países de América Latina. La maniobra de Obama es conservar una buena relación de trabajo con Ecuador. Tal vez se piensa que no es un país absolutamente entregado al Comandante Chávez y se está haciendo el esfuerzo de mirar con el rabillo del ojo a Correa como un potencial amigo, al margen de los forcejeos con corporaciones como las petroleras. Sin embargo para algunos analistas, Barack Obama, no tiene una estrategia de alta inversión política en América Latina. Menos en Ecuador porque este país andino no tiene valor estratégico para Washington.
Asimismo, para John Sanbrailo, director ejecutivo de la Fundación Panamericana para el Desarrollo, “los dos países a lo largo de dos siglos han mantenido excelentes relaciones en varios escenarios. A pesar de la retórica populista hay más convergencias que divergencias”, en sus agendas.
No obstante, ya en tierra firme, el presidente Rafael Correa recibió a la ilustre visitante saliendo a verla a las gradas, caminó con ella sobre la alfombra roja hacia el Salón de Protocolo, donde desarrollaron una reunión bilateral y además saborearon, ensalada exótica, lomo de cerdo y merengue de guanábana, acompañados de una fuerte comitiva de seguridad y grandes expectativas.
Estaba previsto que pasen revista a las relaciones comerciales, las preferencias arancelarias a las que Ecuador accede de modo temporal en función de su lucha contra el narcotráfico y el inquietante tema del GAFI y la lista en que se incluyó a Ecuador. Capítulo aparte mereció el importante tema sobre la dura Ley discriminatoria de Arizona y que suponemos ocupó un sitial significativo de las tratativas.
De igual manera habían sentadas expectativas y recelo que la señora Clinton converse con el Presidente sobre un aspecto que desde la óptica occidental es vital: la libertad de expresión, sin la cual el ejercicio de la democracia es imposible. De buena fuente se conocía que previamente a este visita y aún con los músculos temblorosos de algunos ilustrados críticos locales, argumentaban que únicamente la Sra. Clinton escucharía de primera mano, la versión oficial de las cosas, es decir; escuchó lo que “debió” escuchar, sin que se haya reunido con la oposición ecuatoriana, con la oposición positiva, la que respeta la ley y la visión diferente del contrincante, la que desea una separación entre los poderes del estado, con esa nueva generación de líderes políticos de filosofías contrarias a la política temporal - sentenciados públicamente - que únicamente buscan la libertad y el crecimiento en democracia del Ecuador.
Ya en el Palacio de Carondelet, la rueda de prensa se llevó a cabo sin preguntas de periodistas de medios privados y en sus primeras declaraciones, la funcionaria norteamericana aseguró que la relación con el Ecuador está arraigada en el respeto mutuo para el beneficio de ambos pueblos. “Gracias por la oportunidad de reunirme con usted y espero continuar con esta conversación”, dijo. Respecto al tema de Colombia y sus “bombardeadas” bases militares, expresó; “Estados Unidos con orgullo ha ayudado a Colombia” a combatir el narcotráfico y la guerrilla “pero respetamos la integridad territorial de todos los países de la región”. Sobre los temas de las preferencias arancelarias y la Ley de Arizona, se habló someramente, no obstante el Ecuador presentó su queja ante esa reforma migratoria. "Tenemos la esperanza de que puedan mejorar las condiciones para nuestros migrantes", lo expresó el Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador.
También, Hillary Clinton tomó nota de la preocupación del Ecuador por ser parte de la lista del GAFI. “Al parecer la funcionaria de estado no tenía información suficiente a la mano, pero la analizará”, dijo el Canciller ecuatoriano Raúl Patiño. Hasta un estipendio adicional hubo para el país anfitrión, la Sra. Clinton, fue quien llevó a la mesa de diálogo el tema del cambio climático y la protección de la Amazonia. En ese marco, el presidente Rafael Correa, invitó a Clinton para que visite la zona del Yasuní ITT, invitación que fue aceptada, aunque no se precisó fechas para su retorno al Ecuador.
Esperamos que esta escinde visita de la representante de la Casa Blanca, haya servido para entender un poco el clamor ciudadano de que se debe invertir más capital político en los migrantes, que vienen en busca de dignidad y lo que han encontrado es discriminación, se presentan por trabajo y se los acusa de criminales, traen sus sueño de vivir en libertad y regresan en sarcófagos de muerte.
Por Dixon Jiménez.
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