“El tiempo de espera se acabó.. Que no haya excusa para la inacción.” Luis Vicente Gutiérrez

El pasado 15 de diciembre de año que feneció, el representante Luis Gutiérrez (Illinois), entregó a la Cámara de Representantes una propuesta de ley de reforma migratoria Denominada, Reforma Migratoria Integral de 2009 para la Seguridad y Prosperidad de Estados Unidos, que: entre otros beneficios, incluye una vía regulada de legalización para 11.6 millones de indocumentados que viven en el país y que llegaron hasta el 15 de diciembre del año 2009.
A pesar de que muchos vean la reforma migratoria como algo muerto para este año, el presidente del Subcomité de Inmigración del Senado, Charles Schumer (D-NY), afirmó: “estamos cerca del final”, dando la impresión de que después de la reforma de salud, la inmigración será el siguiente tema clave.
Gutiérrez, de estirpe Puertorriqueña expresó confianza en que la iniciativa, que probablemente sea debatida en febrero o marzo de 2010, conquistará el apoyo Republicano. Por ahora, sus 87 copatrocinadores son Demócratas, aunque 5 días después de presentada ya totalizaban 91 Congresistas apoyando la propuesta.
“Nunca he estado más orgullosa en mis 18 años en el Congreso… no hay un tiempo correcto o equivocado para impulsar la reforma, sólo hay una obligación moral”, decía una optimista Nydia Velásquez.
Además, el proyecto permitiría la legalización de indocumentados que paguen una multa de 500 dólares y otras tarifas, aprendan inglés y no tengan antecedentes criminales. Estos inmigrantes y sus familias recibirían primero una visa por seis años y posteriormente tendrían la oportunidad de solicitar la residencia permanente. “Si lo que hiciste, y violaste la ley tenía que ver con tu estatus migratorio, se perdona.” Explicaba el travieso mentor de esta aspiración.
Por otro lado “el presidente del Subcomité de Inmigración del Senado, Charles Schumer (D-NY), aseguró “Si el empleador contrata a alguien que no tiene papeles tendrá una multa enorme y eventualmente irá a la cárcel. Con esto cortaremos la inmigración ilegal en un 90%”, agregó. Schumer sabe que no es una batalla fácil, pide que cuando se anuncie la ley, “todos estemos juntos, inmigrantes, empresarios, sindicatos, grupos religiosos, evangélicos, demócratas y republicanos, ojalá dos de cada partido”.
El proyecto de ley solicita del apoyo de todos.
La herida debe cicatrizarse. El presidente Barack Obama apuntala la reforma, pero sólo el Congreso tiene la potestad de aprobar la legislación.
Esta “ofensiva” por la reforma migratoria busca revertir el impacto que lograron los antiinmigrantes en los frustrados debates de 2006 y 2007, cuando dos proyectos de ley fueron rechazados por falta de apoyo bipartidista, es importante señalar que fuentes del Senado reconocieron que la decisión se tomó debido a la enorme cantidad de llamadas de grupos antiinmigrantes que sobrepasaron "por mucho" a las llamadas de quienes apoyaban la legalización. Las plantas telefónicas "colapsaron" a finales de mayo de 2007, cuando los legisladores se disponían a votar el proyecto de reforma. Entonces queridos lectores hay que comprender que a veces las experiencias repetidas tienen una única intención: enseñar lo que no queremos aprender.
Todas las campañas pro reforma pretenden crear una red de personas que estén listas para trabajar y obtener los 279 votos requeridos: 218 votos en la Cámara de Representantes, 60 en el Senado, y la firma del Presidente.
Dado el angosto calendario político del 2010 y de las elecciones parciales que renovarán las Cámaras en ese período, se estima que hay tan solo 4 meses para que la reforma migratoria pueda concretarse y es allí donde se centra el máximo esfuerzo para que la comunidad tome conciencia de que su enérgico apoyo va a ser fundamental a la hora de la discusión de la misma.
Los gritos de la esperanza hacen un llamado; “Necesitamos las voces del todo el mundo, el momento es ahora y, al igual que las históricas marchas de años anteriores dieron inicio a un cambio de conciencia.”
Ahora bien, sin perder la lucidez, las manifestaciones son útiles, pero no son votos. No hay dudas de que los congresistas temen más a un voto en contra, que a una marcha o concentración multitudinaria. La intención es ganar terreno en política, “guerra” en el buen sentido, sin símbolos ideológicos que ya han causado suficiente daño al movimiento pro-inmigrante.
Se aconseja, escribirles a sus amigos que necesitamos de su ayuda, visitar a nuestros congresistas, llamarlos por teléfono, vía fax, inundar de correos electrónicos o un mensaje de texto pidiéndoles a todos los Legisladores y a la Casa Blanca. No podemos permanecer tranquilos esperando a que ellos decidan. Tenemos que marchar a su encuentro y solicitárselo. Es preciso llevarles a todos ellos nuestros logros, cual ha sido nuestro aporte a éste país.
El balance es impío, solo en el 2009, el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) emitió órdenes de auditoría para más de 2,000 compañías sospechosas de tener indocumentados entre su personal. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) serenamente informó, a mediados del año pasado que habían deportado a 215,000 (387,790 en el año fiscal 2009). Así mismo, estas autoridades detuvieron aproximadamente 370,000 indocumentados.
Al 10 de diciembre del año anterior, el ajuste nacional de desempleo era de casi 11%. Estas cifras deberían incitar a empresarios y sindicalistas a negociar una reforma migratoria realista por el bien de la economía del país y de los mal llamados “indocumentados.” Para muchos “nuestra economía no va a estar en esta situación (de crisis) eternamente. Crecerá y en ese momento las empresas demandarán trabajadores”.
Incomprensiblemente; un emigrante nigeriano, Umar Faruk Abdulmutallab fue el autor del fallido ataque violento, el día de Navidad. Pero Michelle Waslin, analista del Centro de Política Migratoria, dijo que, al igual que Abdulmutallab, los terroristas del 11-S "no vinieron como inmigrantes a establecer vida en Estados Unidos, y sería un error equiparar a los terroristas con los inmigrantes".
Empero, los grupos anti inmigrantes siguen siendo la roca de tropiezo. Un contrincante ante el cual no hay que disminuir la guardia. A este sector acuden organizaciones, movimientos e instituciones que van desde las extremistas agrupaciones neonazis, el Fondo Pioneer, una institución que ha realizado estudios intentando probar la superioridad de la raza blanca, sin olvidar a ciertos legisladores que parecen voceros de estas organizaciones. Algunos integran el Caucus cameral sobre Reforma Migratoria compuesto por 88 congresistas republicanos y cinco demócratas.
Estos “superiores,” afirman estar listos para la batalla de 2010. Su argumento: Hay 16 millones de desempleados en el país, así que “los americanos nunca aceptarán otra amnistía”. Hay que estar preparados, estas tropas antiinmigrantes "plantean ofensivas y no enmiendas" al problema de la inmigración, pero poseen el don de impresionar a los legisladores con sus infundaciones y artimañas.
Así mismo, cualquier tentativa de aprobar la reforma en 2010, debe hacerse mucho antes de las elecciones de noviembre próximo, estarán en juego 36 escaños de las 100 butacas del Senado, 38 gobernaciones y otra lista de puestos estatales o locales. La amenaza es muy fuerte. El derrumbe de la popularidad de Obama a los límites del 50 por ciento. La reforma migratoria, si bien cuenta con el soporte de compactos sectores conservadores - diré Republicanos? - no es exactamente una petición de los conservadores. Esto lo deben tomar en cuenta los quijotes de los indocumentados, a la hora de escribir sus notas en los calendarios y planificar sus estrategias.
Para el director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración, esta vez hay más aliados por la reforma dispuestos a impulsar una estrategia de tres vías: “organizar la base, convencer a los persuadibles, y marginar a la oposición.”
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